A veces me pregunto dónde quedó la verdad escondida en nuestra tierra. Me siento a tratar de procesar toda la información que logro corroborar diariamente. Me pregunto pues de que presumimos, que tanto le estamos tratando de demostrar a un mundo donde las cosas no pueden ser llamadas por su nombre? Decir la verdad me ha convertido en disidente, en gusano, en mercenario.
¿Debo suponer que para ser un buen "revolucionario" tengo que decir mentiras o difamar al que se oponga a la idea de una doctrina que ha sido prohibida en medio mundo? ¿Acaso para que alguien piense que amo a mi país tengo que bajar la cabeza ante las atrocidades que se comenten a diario contra un pueblo, que al día de hoy pudiera asegurar que jamás ha sido libre de dictaduras? Sinceramente no puedo hacer mi vista ciega a las cosas que veo, no puedo tapar mis oídos para no escuchar las aberraciones que nos quieren hacer creer; como si el cubano fuera tan estúpido como para seguir pensando en soluciones milagrosas. No soy así y jamás lo seré. Nací con una idea distinta de la libertad a la que han tratado de inculcarnos.
Quizás nací en el lugar equivocado, o tal vez Dios decidió que era su plan que pasara por todo lo que estoy pasando. Eso se verá con el tiempo.
No señores comunistas, señores déspotas y abusadores, jamás cerraré mis ojos a la realidad, jamás callaré mis palabras mientras ustedes abusen de mi pueblo y sigan tratando de tergiversar su realidad. Una nación no se puede sustentar en el miedo. Ustedes son el verdugo para la democracia de mi pueblo, ustedes no nos respetan ni nos representan. Se les olvidó que Cuba es algo más que sus casas e intereses. Miren a su alrededor, nuestra isla se cae a pedazos, nuestra cubanía está emigrando con todos nuestros sueños. El país se está quedando vacío.
No se engañen ni nos traten de engañar. Cuba no es un país con envejecimiento poblacional, Cuba es un país con migración de la juventud, nuestros jóvenes se marchan en busca de la libertad que ustedes no han sabido garantizar. No puedo creer en ustedes, ya no más mentiras. Abracé mi libertad, y me aferraré a la misma como una vez me aferré al pecho de mi madre cuando vivía. Hoy mi objetivo ya no es personal, hoy mi lucha ya no es individual.
Todos mis objetivos son los de mi pueblo, ese al que ustedes tienen olvidado y se empeñan en reprimir y sugestionar para que no diga la verdad. Mi guerra es la guerra del cubano día a día, es la del ingeniero pobre, la del maestro pobre, la del médico pobre, la del trabajador honesto, que aún en la mayor necesidad se niega a corromper su alma para prosperar. Ese es mi gran objetivo, esa es mi causa. Su tiempo cada vez se hace más corto, sus filas represoras y embusteras más pequeñas.
Cuba se les vendrá encima en cualquier momento y no podrán hacer nada para detenerla. La justicia es lenta y hasta ciega en su mejor momento, pero su olfato hacia los infieles es muy agudo, y ustedes están marcados. Pronto no les alcanzarán los represores para todo el que se levante, pronto sus medios colapsarán ante el fervor de una nación cansada de sus engaños, pronto se les acabará el tiempo para recapacitar... Ahí los esperamos.
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